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¿Qué oración enseñó Jesús a sus discípulos?
En el Sermón de la Montaña, Jesús enseñó a sus discípulos una oración que se conoce como el Padre Nuestro. Esta oración es una poderosa herramienta para comunicarse con Dios y expresar nuestra gratitud, adoración y súplicas.
El Padre Nuestro
La oración del Padre Nuestro se encuentra en Mateo 6
La oración del Padre Nuestro se divide en tres partes:
- Introducción: “Padre nuestro que estás en los cielos…”
- Peticiones: “Santificado sea tu nombre… líbranos del mal.”
- Conclusión: “Porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.”
Significado de la oración
Cada una de las peticiones de la oración del Padre Nuestro tiene un significado profundo
La oración del Padre Nuestro es una poderosa herramienta para comunicarse con Dios y expresar nuestra gratitud, adoración y súplicas. Cuando oramos el Padre Nuestro, estamos entrando en comunión con Dios y estamos pidiendo su ayuda y su protección.
Espero que este blog post les haya sido útil. Si tienen alguna pregunta o comentario, no duden en dejarlo en la sección de comentarios. ¡Hasta la próxima!
Que oración enseñó Jesús a sus discípulos
La oración del Padre Nuestro, enseñada por Jesús a sus discípulos, es una plegaria cristiana fundamental. Contiene elementos esenciales de la fe cristiana y refleja la relación entre Dios y los creyentes.
- Invocación: Padre nuestro, que estás en los cielos.
- Alabanza y adoración: Santificado sea tu nombre.
- Peticiones: Venga tu reino. Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo.
La oración del Padre Nuestro es una expresión de confianza en Dios como Padre amoroso y misericordioso. También es una súplica por su protección, guía y perdón. La oración nos recuerda nuestra dependencia de Dios y nos ayuda a enfocar nuestras vidas en su voluntad.
En conclusión, la oración del Padre Nuestro es una parte esencial de la fe cristiana. Es una oración que nos enseña a relacionarnos con Dios como Padre y a pedir su ayuda y protección. La oración también nos recuerda nuestra dependencia de Dios y nos ayuda a enfocar nuestras vidas en su voluntad.
Invocación
La invocación inicial del Padre Nuestro, “Padre nuestro, que estás en los cielos”, es una expresión fundamental de la relación entre Dios y los creyentes. Establece el tono para toda la oración y refleja la enseñanza de Jesús sobre la naturaleza de Dios como Padre amoroso y celestial.
- Reconocimiento de la paternidad de Dios: Esta invocación reconoce que Dios es el Padre de todos los creyentes. Implica una relación de amor, confianza y obediencia.
- Trascendencia y majestad de Dios: La frase “que estás en los cielos” apunta a la trascendencia y majestad de Dios. Reconoce que Dios está más allá de nuestra comprensión limitada y que habita en un ámbito celestial.
- Cercanía y accesibilidad de Dios: A pesar de su trascendencia, Dios no está distante de nosotros. La palabra “Padre” transmite una sensación de cercanía e intimidad. Podemos acercarnos a Dios con confianza, sabiendo que Él está dispuesto a escuchar nuestras oraciones.
- Modelo de oración para los discípulos: Jesús enseñó esta oración a sus discípulos como un modelo para sus propias oraciones. Al orar “Padre nuestro”, los discípulos estaban siguiendo el ejemplo de Jesús y estaban entrando en la misma relación con Dios que Él tenía.
La invocación “Padre nuestro, que estás en los cielos” es una parte esencial del Padre Nuestro. Establece el tono para toda la oración y refleja la enseñanza de Jesús sobre la naturaleza de Dios como Padre amoroso y celestial. Esta invocación nos recuerda nuestra relación especial con Dios y nos anima a acercarnos a Él con confianza y reverencia.
Alabanza y adoración
En la oración del Padre Nuestro, la frase “Santificado sea tu nombre” expresa alabanza y adoración a Dios. Es una declaración de la santidad y grandeza de Dios, y un reconocimiento de su soberanía sobre toda la creación.
- Reconocimiento de la santidad de Dios: Esta frase reconoce que Dios es santo, puro y apartado del pecado. Su nombre es santo porque representa su carácter y atributos perfectos.
- Exaltación del nombre de Dios: Al decir “Santificado sea tu nombre”, estamos exaltando el nombre de Dios y reconociendo su gloria. Lo estamos colocando por encima de todo lo demás en nuestras vidas.
- Sumisión a la voluntad de Dios: Esta frase también expresa nuestra sumisión a la voluntad de Dios. Estamos diciendo que estamos dispuestos a hacer su voluntad, incluso cuando no la entendamos o no estemos de acuerdo con ella.
- Ejemplo de Jesús: Jesús mismo nos enseñó a orar “Santificado sea tu nombre”. En su oración sacerdotal, registrada en Juan 17, Jesús oró: “Padre, glorifica tu nombre” (Juan 17:1).
La frase “Santificado sea tu nombre” es un recordatorio de la grandeza y la santidad de Dios. Nos llama a alabar y adorar a Dios, y a someternos a su voluntad. Esta frase también es un recordatorio de que Dios es digno de nuestra alabanza y adoración, y que debemos darle prioridad en nuestras vidas.
Peticiones
En la oración del Padre Nuestro, estas peticiones expresan nuestro anhelo por el establecimiento del reino de Dios en la tierra y nuestra sumisión a su voluntad.
- Venida del reino de Dios: Esta petición refleja nuestro deseo de que el reino de Dios se manifieste plenamente en la tierra. Pedimos que su justicia, paz y amor reinen en nuestros corazones y en el mundo.
- Hágase la voluntad de Dios: Esta petición expresa nuestra disposición a someternos a la voluntad de Dios, incluso cuando no la entendamos o no estemos de acuerdo con ella. Reconocemos que Dios es soberano y que sus planes son perfectos.
- En la tierra como en el cielo: Esta frase enfatiza que queremos que la voluntad de Dios se haga tanto en la tierra como en el cielo. Deseamos que la tierra sea un reflejo del cielo, donde la voluntad de Dios se cumple perfectamente.
- Ejemplo de Jesús: Jesús mismo nos enseñó a orar “Venga tu reino. Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo”. En su oración sacerdotal, registrada en Juan 17, Jesús oró: “Padre, ha llegado la hora; glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique a ti… Yo te he glorificado en la tierra, y he llevado a cabo la obra que me encomendaste” (Juan 17:1, 4).
Estas peticiones nos recuerdan que Dios es el rey de nuestras vidas y que debemos someternos a su voluntad. También nos recuerdan que el reino de Dios es una realidad presente y futura, y que debemos trabajar para su establecimiento en la tierra.
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